martes, 15 de febrero de 2011

Amigos: grandes compañeros de vida

¿Nuca te ha pasado que conoces a una persona y ésta te toca de una forma especial? ¿O que al principio te llevas mal con ella y luego acabáis bien?

Son cosas extrañas que pasan pero que, cuando suceden, algo en ti cambia, te trastoca y por un momento, te llenan de felicidad. Has dado un paso amigo y eso está muy, pero que muy bien. No voy a negar que me ha pasado y además fue hace a penas un año, en un viaje al cual temía porque me iba a otro país y conviviría durante diez días en una casa extraña con unas personas extrañas. Y pasó algo que no pensé que ocurriría jamás. Nunca había tenido ganas de ir al colegio ya que mis compañeros, o mejor dicho, su actitud me sacaba de quicio en muchas ocasiones y hacía que mis ganas por acudir a clase aminorasen, pero en el viaje, lo único que quería era ir a esas clases para verles a ellos ya que no podía, y sigo sin poder negar, de que eran un gran apoyo para mí.

Y después de conocer mejor a una de las personas con las que había empezado mal el curso y de que ésta me conociera mejor a mí, las cosas cambiaron. Fue algo mágico pero no sólo por este tipo de hechos sino por hacernos más fuertes y relacionarnos más los unos con los otros. Y me apoyé en ellos, en mis compañeros y amigos e hice nuevas amistades. Son de esas experiencias en las que siempre aprendes algo pero hay gente que no se da cuenta o que ha plantado la semilla de la que podría haber sido una gran amistad y al final la ha echado al traste por no saber cómo hacerlo o por simple vaguería.

Y ahora, en los malos momentos, y también en los buenos, están ahí, después de un año, conociendo cada recoveco de mi ser, haciéndome sacar cosas que ni siquiera sabía que tenía, mi lado oculto y a la vez tan increíble. No tengo suficientemente tiempo y palabras para darle las gracias por todo: apoyarme, reir, llorar, emocionarse, darme la razón y quitármela, decir tonterías, hablar de temas serios... Simplemente gracias por estar ahí.

Nunca se me olvidarán las palabras que me dijo un profesor: "Eres una superviviente". Y es cierto, lo soy. He luchado contra mi timidez  aunque sea un batalla que todavía libro hoy poy hoy; he luchado contra mi tristeza al echar de menos a mi familia y contra los malos entendidos y primeras impresiones. Soy una superviviente y estoy muy orgullosa de serlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario