lunes, 21 de febrero de 2011

Mis últimas horas con los 16

Faltan horas para que cumpla los diecisiete y cada día me doy más cuenta de lo mucho que he madurado con el paso del tiempo y la falta de maduración que tiene cierta gente más mayor que yo. Los golpes de la vida te hacen llegar a esto, a que pienses más como un adulto, a que te rayes con ciertos temas, a que te preocupes por los demás de vez en cuando antes que preocuparte por tu propio ombligo. Sí amigo, estás creciendo y no sólo de una forma física sino de una forma intelectual y eso en cierta forma da mucho miedo.

¿Alguna vez te has sorprendido con la contestación que le has dado a un amigo? ¿Te ha parecido muy madura o algo impropio de ti? Ahí tienes la prueba de un esfuerzo que has hecho. No sólo los golpes ayudan sino que es la propia persona la que tiene que estar dispuesta a madurar, a ir a un nivel superior al que tiene y que le hará bien, le hará ser más independiente. ¡Simplemente más adulta!

Pues hay gente que por motivos de la vida (en este caso porque le consintieron demasiado) no ha madurado o no le ha dado la gana hacerlo. Me parece una gilipollez cabrearse con una niña pequeña porque su madre se fija más en esa niña que en ella. ¡La tenía celos! ¡¿A dónde hemos llegado?! Ni que la niña hubiera hecho algo malo. Pero ahora ella tiene toda la atención de su querida madre y ésta última casi no ve a esa pequeña niña que ahora es mayor, es más madura, piensa por sí sola y ha decido romper con todo, incluso la relación con la inmadura de esa gilipollas y con la madre de ésta. Está harta de sus desplantes, de sus poses de familia feliz cuando están totalmente solas y de sus "ahora existes, ahora no existes". ¡Se acabó! Esa ahora adolescente y dentro de un año adulta pasa de vosotras.

Bye Bye!

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